Érase una vez tres lugares llamados BSA, BSX y BSG, unos lugares en los que muchos de mis compañeros ya habían estado pero yo, no podía imaginar. Cada año me contaban lo maravilloso que era todo lo que ahí pasaba y los que volvían hablaban de la gente tan especial que se encontraban. Muchos de mis amigos decían que un idioma diferente ahí se hablaba, el español, y que muchas veces no entendían con palabras lo que ahí planeaban pero que lo descifraban con las sonrisas dibujadas en sus caras.
Este año, yo he estado allí y ha sido mucho mejor de lo que esperaba.
Había niños por todas partes con baberos rosas, azules, jerseys amarillos o sudaderas azul marino. Todos tenían en su mano algo que hacía sonido, algo que dicen que podía cambiar nuestro destino.
He visto cómo reían, señalaban y nos alcanzaban; he sentido muchas manos rozando mi espalda, sus deditos pasando mis páginas y sus ojos siguiendo los dibujos con sus palabras.
Pero entre todos los alumnos uno me miró y decidió no volverme a dejar más en esos lugares y ahora yo soy feliz teniendo un nuevo hogar en el que estar.
Firmado: Un Libro